La imagen de este monstruo del aire de 180 metros de altura y 750 toneladas de peso deja sin habla a quien lo ve por primera vez. El pilar, que emerge de la llana y verde superficie y se pierde entre las nubes, lleva la vista hasta la punta de las aspas, que aparecen y desaparecen bajo la bruma en elegante movimiento, produciendo un suave zumbido. La estampa roza entonces lo aterrador, ya que uno desconoce hasta dónde se eleva el ingenio. Similar a un edificio de 50 plantas, el modelo E-112 ha sido diseñado por la empresa alemana Ife. En la actualidad existen cinco, todos ellos en Alemania, construidos y levantados entre 2003 y 2004 por la compañía sueca Enercon. “Estos molinos producen 4.500 kilovatios y sus aspas están preparadas para empezar a funcionar con un viento de 2,5 metros por segundo. De la misma manera que cuando sopla con excesiva fuerza, las palas se detienen automáticamente”, añade. Por contraste, un aerogenerador de los que funcionan en las laderas del Campo de Gibraltar produce unos 600 kw con un viento de 15 m/s, y un molino manchego de viento requiere de una velocidad del aire de 7 m/s para transformarla en dos cv de potencia. Don Quijote no hubiera podido enzarzarse con los titanes de Emden. “En invierno está absolutamente prohibido acercarse a ellos, ya que el hielo se acumula en el rotor y puede caer sobre la gente, hiriéndola de gravedad”.
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